Casas que ya no están: memorias demolidas en Villa del Parque

Última actualización: 15 abril, 2025Por Etiquetas: , ,

En Villa del Parque, la transformación del paisaje urbano es cada vez más visible. Detrás del crecimiento vertical, de las torres y edificios que reemplazan casas centenarias, se esconde una pérdida más profunda: la del alma del barrio. Una de las personas que se propuso visibilizar esta desaparición silenciosa es Natalia Karbabian, arquitecta e ilustradora, creadora del proyecto «Ilustro para no olvidar«.

Con una sensibilidad única, Karbabian retrata fachadas de viviendas que han sido demolidas o están en riesgo de desaparecer. Sus ilustraciones no sólo preservan visualmente esos hogares, sino que también rescatan su historia, su identidad y el rol que ocuparon en la vida barrial. Cada dibujo es un acto de memoria y resistencia frente al avance inmobiliario que va arrasando con la fisonomía tradicional del barrio. Con una sensibilidad única, Karbabian retrata fachadas de viviendas que han sido demolidas o están en riesgo de desaparecer. Sus ilustraciones no sólo preservan visualmente esos hogares, sino que también rescatan su historia, su identidad y el rol que ocuparon en la vida barrial. Cada dibujo es un acto de memoria y resistencia frente al avance inmobiliario que va arrasando con la fisonomía tradicional del barrio.

Baigorria 3050

Entre las casas que Natalia ilustró y luego fueron demolidas, hay dos casos particularmente representativos: una ubicada en Baigorria 3050, demolida en 2019, y otra situada a menos de diez metros, también en riesgo, ofrecida como lote en venta. Ambas viviendas reflejaban el espíritu de un Villa del Parque de antaño, de veredas anchas, jardines al frente y vecinos que se saludan por nombre.

Baigorria 3050 no era solo una casa de techos altos y muros gruesos. Tenía historia, y mucha. Según el relato de Gaitán Di Seri, compartido gracias a la gentileza de la agrupación Conciencia Urbana Comuna 11, fue construida por Gerardo Farías en la década de 1910, desde donde se divisaba la estación. En la parte delantera tenía un jardín, y al fondo, dos aulas. Durante al menos 60 años, Farías, su esposa y sus siete hijos se dedicaron a la enseñanza dando clases particulares a vecinos del barrio. Uno de sus hijos, Jorge Farías, fue un arquitecto destacado y premiado, responsable del diseño del actual edificio de la escuela Dellepiane, ubicada a apenas una cuadra.

“El sitio donde estuvo esta casa debería haber sido, por la importancia cultural de esa familia, el lugar para construir el museo de Villa del Parque”, reflexiona Di Seri.

Este es solo un ejemplo entre muchos. En los últimos años, a partir de la flexibilización del Código Urbanístico, los barrios residenciales como Villa del Parque han visto multiplicarse las demoliciones. Según organizaciones vecinales, hay manzanas en las que se registran hasta cuatro obras simultáneas. Lo que se pierde no es solo arquitectura: se pierden relatos, vínculos, memorias.

La propuesta de Natalia Karbabian, entonces, es más que artística: es una forma de resistir al olvido. Su trazo reconstruye aquello que ya no está, y nos invita a mirar con otros ojos lo que aún queda en pie. Quizás también, a defenderlo.

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